En estos tiempos extraños, no es tan fácil hacer algo que tenga sentido. Vivimos en un mundo en el que reina Rey dinero y, en ese contexto, todo queda direccionado, de forma consciente o inconsciente, hacia ese precario norte.

Si tenemos un hijo con una pasión poco convencional, por ejemplo, es muy probable que lo acabemos alejando de esa pasión para guiarlo hacia otro espacio de desarrollo que tenga “mayores posibilidades”.

Eso significa que, con un poco de suerte, conquistaremos para el futuro un profesional mediocre y frustrado como pobre recompensa a esa traición pero no a alguien pleno que haga cosas sentidas.

De esas y otras incoherencias hablamos en este faro66 y de eso trata nuestra propuesta, de brindar algunas luces sobre lo hasta aquí aprendido.

Nosotros, los fareros de este faro66, hemos estado también en esa lucha encarnizada y hemos tenido que pelear con esos monstruos que nos alejaban de forma constante del ansiado sentido.

Pretencioso sería decir que hemos salido victoriosos. La lucha permanece pero podemos al menos decir que hemos encontrado algunas herramientas y aprendizajes que queremos compartir en este espacio con otros andantes que tengan inquietudes similares.

Hemos puesto al ser humano como valor central de nuestras búsquedas y, ahora que hablamos de valores, diremos también que creemos en la no violencia, la no discriminación y la libertad de pensamiento.

Si nos preguntaran qué hacemos llevando adelante este proyecto, quizás la respuesta más oportuna fuera que hacemos algo que tenga sentido, es decir, buscar caminos que nos acerquen a la coherencia, que nos alejen del sufrimiento y que nos permitan hacer ese sueño que todos acariciamos de niños: ser felices y hacer algo para que los demás también lo sean.